A continuación, compartimos las poesías premiadas en las diferentes categorías correspondientes al I Certamen de Poesía Bibliotecas Municipales Santa Cruz de Bezana.
CATEGORÍA A
PRIMER PREMIO
FUERA EL ABUSO, de Naia Paredes
Injusticia, odio,
sentir que van a por ti
es un agobio.
Es uno de nosotros,
es un ser humano,
pero pensáis que es inservible como un trasto viejo
o pequeño como un gusano.
Llevar a tu hijo al colegio,
llevarlo a sufrir,
qué dolor debe de estar pasando su madre,
un dolor que no debería existir.
Diréis que sólo son palabras,
pero hacen daño al corazón,
y no se soluciona con tan sólo pedir perdón.
El es listo y gracioso,
pero lo más importante es que es muy bondadoso,
ayuda a los demás y tiene un corazón gigantesco,
¿Y os reís de él por esto?
Pues pensadlo dos veces si lo vais a volver a hacer,
porque si tiro un vaso de cristal al suelo, no se vuelve a recomponer.
Y por eso es mi amigo,
porque piensa en los demás, cosa que todavía personas
no han llegado a hacer jamás.
SEGUNDO PREMIO
PÁJAROS Y MARIPOSAS, de Mateo Marcos
No sé si sabré hacer una poesía,
pero lo intentaré
a lo largo de este día.
Las poesías hablan de alegría y amistad,
pero este poema
es distinto a los demás.
Tiene versos diferentes
a todo lo que he leído,
es distinto a los demás,
porque ¡este poema es mío!
Si yo supiera, hablaría,
de pájaros y mariposas,
pero lo que aún no sé es,
¡cómo rimar tantas cosas!
Voy a seguir practicando,
para ser un gran poeta, siempre rimando y rimando,
hasta llegar a mi meta.
TERCER PREMIO
MI BIBLIOTECA, de Jimena Calleja
Cuando voy a la biblioteca
cojo Tea, Kika y muchos personajes más
que me harán con sus historias reír y soñar,
para crear nuevos mundos y la imaginación dejar volar.
Cuando voy a la biblioteca
cojo un libro para leer y aprender
miro si me gusta y le puedo entender
para así cuando me toque poderle devolver.
CATEGORÍA B
PRIMER PREMIO
ODA AL ARREPENTIMIENTO, de Hugo Barriga
Sentado en la hierba a orillas de una colina,
escuchando el silencio pasar a lo lejos,
sintiendo como es mi cabeza la que domina,
haciéndome notar hirvientes los míos tajos.
Tajos hondos ganados en guerras internas,
batalladas ellas sobre un campo ya negro,
donde el dolor se oye y el ruido emperna,
donde lo insano anda al paso de un allegro.
¿Qué se siente al no sentir nada, lo sabes tú?
Eso a mí me queda remoto por mala vida,
recorrida por un necio que cruza un bayú,
pero allí no hay clemencia para quien la pida.
Un lazo que rodea mi cuello me impide oír,
que la culpa lanza, al culpable alcanza,
un cañón poseo con el que podría huir,
aunque eso implicaría perennemente morir.
SEGUNDO PREMIO
LA LUNA, de Juan Laverde
Sola y callada se ve en la oscuridad
Se ve acompañada de un cielo rosa
Maravillosa, espléndida y hermosa
Nos trasmite alegría y felicidad
Símbolo de paz, amor, tranquilidad
Con una creación muy desastrosa
Que te trasmite muchísimas cosas
Y para otros, símbolo de igualdad
Cuando me para a contemplar su estado
Y la gente no contempla este acto
Ella, tan brillante como ninguna
Tendrá con el universo un pacto
Que Dios mejor cosa nunca ha creado
La increíble belleza de la luna
TERCER PREMIO
CUANDO TODO TERMINE, de Jorge Martín Cardenal
Cuando de vida se vuelvan a llenar las calles,
cuando tras nuestros esfuerzos esta locura acabe,
cuando las jaulas se rompan y podamos volar,
cuando los hospitales al fin vuelvan a la normalidad,
¿Caminarás este sendero a mi lado
como buen amigo, como buen hermano?
Cuando todos nos podamos volver a reunir,
cuando la humanidad mire al pasado y se pueda reír,
cuando se revele si algo hemos aprendido
de este mal trago que nos dejó malheridos,
¿Caminarás esta senda conmigo
para reconstruir todo lo que se ha perdido?
CATEGORÍA C
PRIMER PREMIO
LA CAJA TONTA, de Vicenta Hernández
La caja tonta la llaman
y yo la tengo a mi lado,
la caja tonta la llaman,
pero yo, nunca la apago.
Con luces y colorines
muchos ratos me distraigo,
para olvidar amarguras
dolores y desarraigo.
¿Dolores digo? Si, muchos.
Porque mis hijos se han ido,
porque no tengo ni “un Chucho “
que ladre y juegue conmigo,
ni una palabra a mi lado
que diga: “Te quiero mucho “.
Saltaba yo como un Gamo,
por las pendientes bajaba,
lo mismo que un riachuelo
corría por la montaña.
Iba corriendo a la escuela,
a los recados ¡volaba!
Cuidaba de mis hermanos,
ayudaba a madre en casa….
Luego ya de jovencita,
14 años contaba,
cuando salí de la escuela,
fui a trabajar a la fábrica.
Entre malas compañeras
pasé la primera etapa,
lloré lágrimas a mares
en aquella edad temprana.
Apenas a los dos años
me llamaban ¡Oficiala!
Y enseñé a otras jovencitas
que a la fábrica llegaban.
Con el tiempo tuve novio,
con el tiempo fui casada,
pero seguí trabajando
para ayudar en la casa.
Yo no tenía pereza,
y yo jamás me cansaba,
niños, trabajo, marido…
¡como un Jilguero cantaba!
La enfermedad a mi puerta
también llamó una mañana…
y ya desde aquella hora
asidua nos visitaba.
La vamos sobrellevando
con resignación y rabia,
ya que se nos ha pegado
como cruel garrapata.
Y ahora que ya con los años
solita estoy en mi casa
yo tengo por compañera
MI CAJA TONTA DEL ALMA.
SEGUNDO PREMIO
¿VOLVERÁ LA NAVIDAD ALEGRE COMO OTROS AÑOS?, de Rosa María Fernández
Cuando vea que no hay Fiestas
y que hay mucha gente en paro,
cuando no se oigan campanas
repicando a fin de año,
que están vacíos los parques,
que no hay niños correteando,
ni gente tomando el sol,
ni mayores paseando
y que las hojas de otoño,
azotadas por el viento,
silenciosas y marchitas
se amontonan en silencio,
que hay que mantener distancias,
que no habrá besos ni abrazos,
¿volverá la Navidad
alegre como otros años ?
Y al ver las calles vacías,
todos en casa encerrados,
¿pensará la Navidad
que ya la hemos olvidado?
o quizás ya no recuerde
que se celebra en diciembre
porque no hay nadie que asista
a su cita como siempre.
Hay que desterrar las penas
y alegrar los corazones,
volverá la Navidad
cargada con ilusiones
y cuando llegue y se encuentre
que estamos de vacaciones,
que cantamos villancicos
y que comemos turrones,
se sentirá jubilosa,
verá luz en nuestros barrios
y entonces se dará cuenta
que la estamos esperando,
que caminamos sin miedo,
es tortuoso el camino
y luchamos con orgullo
hasta llegar al destino,
pues la vida no se para,
siempre va para adelante,
aunque a veces, si paramos,
descubrimos lo importante.
Por aquellos que se fueron
y nos dejaron sus sueños,
porque lo más importante
es que están en el recuerdo,
arriba en el firmamento
una estrella está brillando,
volverá la Navidad,
la estaremos esperando.
TERCER PREMIO
EL CAMINO DE LA ESCUELA, de Carmen Ruiz
Eran felices las mañanas de la infancia,
madrugadas de trenzas apretadas
que pugnaban por huir alborotadas,
los zapatos, con las suelas desgastadas,
atrapados en la urgencia y en el barro,
jubilosos y deudores del apremio de
unos pasos que la prisa encaminaba
hacia el lugar donde el saber apetecía,
mientras la dulce inocencia se esfumaba
enmascarada de miedo desertor y fiebre fría.
Compartíamos camino con hermanos
amparados por su aura protectora;
su dominio de mayores sobre el miedo
les mordía como guijo en el calzado.
Las carteras aferradas por el asa,
apretadas como hallazgo de un tesoro,
y cerradas las hebillas cual candado
protector de un gran secreto sucesorio
oculto en su interior, junto a los bolis.
El ladrido del perro de un vecino,
la ventisca levantándonos la falda,
aguaceros de lluvia en los maizales
o el ardiente calor del sol que avanza.
La intemperie poniéndonos a prueba,
la dureza de un clima admonitorio,
el consejo de vivir cual centinela
que presagia algún desastre obligatorio.
El escaso trayecto de cien metros
que la inconsciencia calibraba en varias yardas.
Llegar por fin al vértigo descrito:
al calor de aquella escuela que era calma.